Conexiones para sobrevivir

 

Si se nos pidiera definir con una palabra la diferencia entre éxito y fracaso en este mundo colapsado por la pandemia definitivamente sería “Conexiones”.  Es una visión que viene permeando desde hace tiempo en diversos ámbitos de la ciencia, sabemos que la información es poder, pero desarticulada no sirve para nada. Me ha quedado muy claro su poder a través de una reciente experiencia personal. Mi hijo se quedó sin trabajo tras permanecer en cuarentena por 15 días cuando la persona contagiada con la que tuvo contacto fue un cliente en su trabajo, durante su jornada laboral. Al regresar le dieron las gracias, así, sin más, sin liquidación, nada. Desde luego lo que menos quiere un chico de casi 30 años es regresar a casa de sus padres en una crisis, así que, en menos de 3 días consiguió otro trabajo, así de rápido y diría yo, fácil; además gana mucho más y ni siquiera tiene que salir de casa, por si fuera poco le pagan en dólares ¿Cómo lo logró? Gracias a una amiga que estuvo trabajando con una compañía en Malasia. La conexión hizo la diferencia, desde luego el hecho de que él domine la computadora y el inglés a la perfección también contó, pero sin ese contacto no hubiera sido posible acceder a esa oportunidad. Alimenta una inteligencia artificial para tratar a pacientes con ansiedad y depresión. Un trabajo muy sui generis pero con grandes perspectivas y futuro. Donde millones están perdiendo empleos otros están cambiando y enriqueciendo sus existencias. Esta profunda crisis nos está enfrentando a nuestros más grandes temores pero también nos está abriendo perspectivas insospechadas, está en nosotros descubrirlas.

El cerebro del ser humano no es más grande que el de una ballena, ni tiene más materia gris, tampoco tiene más neuronas ¿Qué hace la diferencia? Las conexiones, las redes neuronales que se van tejiendo para proporcionarnos habilidades, destrezas, conocimientos y dominios que nos permiten sobrevivir en un mundo que comienza a ser tan difícil como hace siglos, estudiarlo entonces debería ser nuestra prioridad.

¿Hacia dónde se dirige la humanidad? ¿Qué sucederá con la educación? ¿La Neurodiversidad puede enseñarnos algo? ¿Qué pueden aportarnos las neurociencias? Y más allá de todo: en este futuro caótico e incierto, ¿Qué papel juega la transhumanidad y cómo podemos construirla desde una visión ética, política y económica?

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Nos vemos en el #Neuro20.20. Reinventando paradigmas.

Un mundo de abrazos

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