¿Mujer contra mujer? ¿Y las conferencistas 'apá?




El Día Internacional de la Mujer genera grandes polémicas, hay quien está a favor de celebrar pues se argumenta que nuestra condición como féminas debe ser celebrada por el simple hecho de existir y de tener un día dedicado a nosotras y otro amplio grupo de la comunidad femenina arguye que debería considerarse la conmemoración pero que el sacrificio de un grupo de mujeres no debe ser festejado, sino recordado y rendírsele el respectivo homenaje recordando la importancia de su resistencia.

Independientemente de cuál sea la postura del lector o lectora me gustaría aprovechar la ocasión para hacer notar que, a veces sin darnos cuenta, las mujeres nos hemos convertido en nuestras peores enemigas. Vivir en un mundo dominado por el pensamiento machista no es fácil, lo reconozco, y darnos cuenta cuando caemos en conductas que pueden motivar la discriminación puede ser aún más complicado. Yo siempre he pensado que no he sido discriminada, por lo menos nunca me ha gustado el papel de víctima y gracias a mi actitud he evitado en gran medida situaciones en las que se pudiera ser blanco de actitudes machistas. Intento conseguir mi lugar en base a esfuerzo y capacidad, así como la utilización de argumentos irrebatibles, en ese terreno he podido doblegar a varios “machitos de poca monta” que se han querido imponer en diversas situaciones. Sin embargo, a pesar de haber sorteado más o menos con éxito mi transitar por diversos círculos donde dominan los hombres, he de reconocer que hay uno en el que aún quedan muchos temas pendientes y es justamente el espacio en el que me desenvuelvo de manera más o menos cotidiana: los congresos educativos.



Me llama la atención que a muchos de los congresos a los que he sido invitada como conferencista magistral formo parte de un “selecto grupo” (a veces de una) de conferencistas mujeres; el campo de la educación, a pesar de estar conformado en su gran mayoría por mujeres pues las maestras superamos ampliamente en número a los profesores, contamos con muy pocos referentes femeninos. No existen tantas mujeres que se atrevan a impartir conferencias en los grandes foros y muchas veces no es por falta de ganas o méritos, sino simplemente porque “no vendemos”. En mi no corta experiencia en este tipo de eventos masivos, he podido notar que la reacción ante el conferencista hombre, sobre todo si es joven y más o menos agraciado físicamente, es radicalmente diferente a la que provoca la mujer. Mi experiencia personal es que, como me dijo alguna vez un colega (hombre desde luego, machista, por supuesto, chileno por añadidura) “todo iba bien hasta que subiste al escenario”, se refería que las expectativas con respecto al “star sistem” se habían cumplido hasta que mi conferencia resultó realmente un suceso y la jerarquía se quebró, el ponente principal no pudo dejar de mostrar cierta insatisfacción, pero lo que me resultó inevitable notar es que su esposa estaba realmente molesta y no podía ocultarlo ¿Cómo era posible que yo, una desconocida en ese país, pudiera superar la conferencia de “su” marido? Y que conste que no me estoy refiriendo a una persona que cumpliera las funciones únicamente de acompañante, sino una académica e investigadora reconocida en su país y con un pensamiento medianamente progresista. Lo cierto es que, aunque he demostrado (así lo creo) ampliamente mi capacidad, después de cada conferencia impartida la gente se arremolina, me piden autógrafos, fotografías y mis libros se agotan en el evento, sigo asistiendo año tras año a eventos dominados por hombres. Desde luego no puedo dejar de notar los comentarios cuando sube un conferencista más o menos atractivo, frases como “qué guapo está, por él vine”, o “no importa lo que diga, quiero que se tome una foto conmigo” no dejan de sorprenderme entre los nutridos grupos de mujeres dedicadas a la educación, me parece realmente alarmante que algunos autores vendan o tengan éxito sólo por su físico o porque les resultan atractivos a las maestras ¿Realmente no importa lo que digan? ¿Les parece que es tan importante que un mercadólogo se pare en un foro educativo a explicar por qué se vende más el pan en épocas de lluvia, sólo porque es considerado “apto” para salir en portadas de revista?


Yo, debo decirlo con orgullo, soy de las pocas personas que se encuentran en un comité organizador de uno de los más importantes congresos educativos en Iberoamérica que ha pugnado ( y a veces he tenido que enfrentar serias consecuencias por ello) porque las mujeres tengamos los mismos espacios en un foro principal que los hombres y puedo decir que el CICE es de los pocos eventos que ha tenido emisiones claramente dominadas por las mujeres, pero esto sucede poco, lamentablemente muchos de los eventos, independientemente de si son organizados por hombres o por mujeres, siguen reproduciendo el esquema de la dominación masculina en los escenarios (principales o no) porque son los que logran las largas filas de maestras queriéndose tomar la foto o consiguiendo el autógrafo como si se tratara del ídolo juvenil del momento. Creo que empieza a ser momento de reclamar un espacio que nos pertenece ¿por qué no tener expertas y referentes femeninos en la educación? La propuesta es sencilla: revisemos nuestra propia conducta cuando hay un evento que no incluye mujeres o que las relega ¿No habrá suficientes comunicadoras, investigadoras o autoras valiosas? ¿Por qué no exigir que se les abran espacios en la misma proporción que a los hombres? Es momento de empezar a re-valorarnos desde nosotras mismas y dejar de pensar que un hombre es el único capaz de ocupar esos espacios. Hoy es un buen día para empezar.

Entradas populares