Autonomía de gestión ¿Y la bolsa presupuestal?




Durante finales del año 2013 y principios de 2014 tuve la oportunidad de participar como experta en diversos foros organizados por el Consejo de Participación Social en la Educación en Mazatlán, la ahora Ciudad de México y en Mérida; durante dichos foros la dinámica siempre fue la misma: las autoridades abundaron ampliamente acerca de lo que significaba la participación social en la educación, de los nuevos mecanismos que proponía la reforma educativa y el Lic. César Becker, entonces jefe de la Unidad de Coordinación Ejecutiva, se extendía hablando acerca de la autonomía de gestión para posteriormente dar paso a un “panel de expertos”, entre los que me encontraba y que se abría al debate. Desde ese momento, ya hace casi 3 años, se  manejaba el hecho de que las escuelas contarían con una “bolsa presupuestal” que les permitiría decidir en qué utilizar sus recursos. Nunca se mencionó en qué momento ese aspecto de la autonomía se haría efectiva, mucho menos se habló de mecanismos o de montos. Ahora, a más de 3 años de que se publicara la reforma educativa, el secretario de educación, Aurelio Nuño Mayer, da a conocer que 75,000 escuelas contarán con un fondo de casi $90,000 por ciclo escolar para poder solventar sus gastos, muchos de ellos gastos corrientes como agua, luz, teléfono, internet (obviamente tratándose de escuelas privilegiadas), etc. esto significa que, siendo optimistas,  se contará con unos $9,000 mensuales para pagar todos estos gastos y quizá quede algo para comprar material didáctico, hojas para impresiones, mantenimiento de computadoras, equipos electrónicos, etc.

Si observamos detenidamente, pensando en una escuela pequeña, desde luego urbana, porque difícilmente estas 75,000 escuelas serán seleccionadas en el ámbito rural como hemos visto que es la constante en los programas implementados hasta ahora (podemos observar “Escuelas al CIEN” que contempla incluso escuelas de educación superior, de formación para el trabajo y muchos planteles de reciente creación que cuentan con todos los servicios y cuyas instalaciones están en perfecto estado), pensaríamos en una escuela de unos 100 estudiantes por lo menos; esto implica que deberían tener un plantilla mínima de 6 docentes, un directivo, intendente, secretaria y unos 6 salones, desde luego su patio cívico y tal vez biblioteca y salón de medios. Estaríamos contemplando unas 10 áreas que deben cuidarse y mantenerse, sin contar los baños, las entradas y las áreas verdes. Hagamos cuentas alegres: para mantener esta escuela pequeña medianamente limpia se requieren escobas, trapeadores, trapos, fibras, recogedores, limpiadores químicos, detergente, bolsas de basura, etc., eso sumaría unos $2,000. Un consumo promedio de energía eléctrica para este tipo de edificios, dependiendo de la zona del país en la que se encuentre es de $10,000 mensuales, desde luego si no se encuentra en lugares con clima extremo pues en Yucatán se requieren unos $40,000 mensuales para cubrir un consumo mínimo en aulas que cuenten con aire acondicionado; ya en 2013, por ejemplo, se suscitó una crisis de 153 escuelas, solamente en el municipio de Naucalpan, que adeudaban sumas millonarias a la Comisión Federal de Electricidad.

Con estos números ya nos estaríamos saliendo de presupuesto ($12,000 mínimo), así que de agua, teléfono e internet  ni hablamos; pensar en que los materiales didácticos requeridos, los libros de actualización magisterial, cursos y otros insumos fueran cubiertos por esta bolsa sería pura utopía. Si bien es cierto que en el papel esta autonomía se ve muy interesante, la realidad es que de los 207,682 planteles de educación básica que arrojara el censo realizado por el INEGI en 2013 sólo el 36% podrá aspirar a formar parte de este selecto grupo de instituciones que acceda a su bolsa presupuestal y dependerá, desde luego, de las gestiones que lleve a cabo su director, su supervisor y de que el secretario de educación estatal apruebe su postulación, después se verá cuáles son los mecanismos que se exigirán para rendir cuentas y si, por decir, ahora los directivos y docentes hacen malabares para convencer a los padres de familia para que solventen los gastos y muchos gestionan donaciones a los municipios y a particulares, comprando en los lugares más baratos sus insumos (mercados, por ejemplo, donde no se expiden facturas) ya veremos cuando tengan que comprobar los gastos ante las autoridades estatales eso, si les llega completo el presupuesto y en una sola exhibición y si no tienen que hacer largas antesalas para ver si “ya salió la firma” de algún funcionario que debió haber realizado un trámite en la “cuenta concentradora”, o en la “cuenta puente” para que “la federación deposite los recursos”.


Reconozco que mi visión puede estar minada por una clara desconfianza, pero he visto miles de casos de docentes que prefieren sacar de su bolsa antes que dejar la vida en una oficina haciendo gestiones, ojalá que el nuevo Consejo Nacional Directivo del plan Escuela al Centro con sus múltiples comisiones, tenga el criterio y la capacidad para regular de manera adecuada y flexible esta tan cacareada autonomía presupuestal. 

Ya veremos dijo un ciego….

Entradas populares