Se necesitaba una niña para ponernos en evidencia



Andrea, quien no necesita apellidos porque todo mundo sabe de quién hablo, se ha vuelto tan famosa de la noche a la mañana y se ha convertido en un verdadero fenómeno, sin embargo, a mí me preocupa mucho esto. No por la niña, desde luego, porque ella tendrá sus 15 minutos de fama y quizá los capitalice de manera adecuada, se ve que es inteligente y que tiene sentido común, a pesar de su corta edad. Me preocupan dos aspectos de este hecho: 1) Que una corrección sin ninguna mala intención de inmediato derive en noticias falsas como la de la directora que supuestamente la suspendió por una semana y 2) la saña que ha provocado este incidente.

Que no tenemos el presidente más brillante de la historia de nuestro país y como consecuencia su gabinete es de los más incultos que hayan pasado por los majestuosos edificios que albergan las instituciones, eso nos ha quedado claro, incluso antes de que iniciara la administración. El hecho de que un funcionario tenga mala dicción tampoco es nuevo, sabíamos, desde hace tiempo que Aurelio Nuño no es una lumbrera ni mucho menos, podría ser calificado de astuto o sagaz pero difícilmente de erudito, el incidente de la corrección definitivamente fue fortuito y él no se molestó, no se le notó incómodo y hasta podríamos decir que lo recibió con simpatía. La forma en que Andrea se dirigió a él fue muy educada, no lo corrigió en público, sino en el momento en que él se despedía y, por un mal juicio del secretario, le fue acercado el micrófono y toda la audiencia y desde luego alguna cámara indiscreta, pudo captar el momento, pero lo realmente grave de esta coyuntura es todo lo que sucedió después.

A los mexicanos muchas veces nos han calificado de “ladinos”, revanchistas, burlones y vengativos, este incidente parecería confirmar todos estos calificativos. ¿Qué puede estar sucediendo en una sociedad donde un gesto de esta naturaleza causa tal revuelo? ¿Estamos ante un fenómeno de impotencia frente a la autoridad o frente a un fenómeno que nos evidencia la apatía social que puede sólo manifestarse en las redes sociales a través de la denostación y la burla?
Nos jactamos muchas veces de tomar con humor las adversidades, pero quizá sea momento de voltear a vernos como sociedad y aceptar que el humor desde hace tiempo es una fuga para la acción, una ruta de escape para enfrentar nuestra propia responsabilidad en el desastre nacional que está ante nuestros ojos, dejar de quejarnos y burlarnos y empezar a actuar podría ser un primer paso. Si no nos parece lo que estamos viviendo sería momento de empezar a cambiarlo, quizá sea el tiempo de que los adultos y no los niños digan lo que piensan en cuanto a lo correcto o incorrecto, con esa sencillez y valentía que nos demostró Andrea, no veo a muchos hombres y mujeres solicitando un diálogo con el secretario de educación para saber por qué propone lo que propone en materia educativa. Su “nuevo modelo 2016” ¿Qué implica para nuestros niños, para los hijos de esas personas que se regocijan en la burla y el escarnio público? ¿Algún padre de familia sabrá las implicaciones de empezar a hablar de dominios en lugar de materias?

La niña que nos sorprendió el lunes pasado cuando empezó a circular el video en la red, es producto de la educación pública, esa misma educación que ahora es tachada de fracasada e inepta; se dice en los medios y con mucho cuidado de no contradecir a la administración gubernamental, que los padres han sido los responsables del nivel de inteligencia comunicativa de Andrea, pero nadie ha mencionado a sus maestros, el discurso ha estado encaminado cuidadosamente a la eficiencia parental, evitando intencionadamente el hecho de que su mamá también es maestra. Es cierto que no hay muchos niños de estos en nuestros salones o por lo menos no están visibles, pero también es cierto que lo que nos parece admirable en público no lo es siempre en lo privado, en sus propias aulas estos niños “diferentes” muchas veces son tachados de soberbios o “sabelotodos” y lo que dijo con tanta claridad en una entrevista al mencionar al Peña Nieto y la preocupación que le produce su falta de conocimientos, seguramente sería motivo de burla entre sus compañeros y eso, me resulta muy evidente, es producto de una reproducción social; los niños y jóvenes no son “productos”, no son la suma de la genética de los padres y la acción de los maestros, son organismos complejos que poseen su propia información individual y que es moldeada por la sociedad, pero ellos, sin importar la edad, también toman sus propias decisiones, unos prefieren ser congruentes con sus aprendizajes y corregir en privado (aunque por situaciones azarosas pudiera hacerse público), otros prefieren burlarse con estridencia, otros más ocultarse bajo el pretexto del miedo o la necesidad, otros más ser simples espectadores de una vida que debería ser la suya pero sobre la que no toman control porque el miedo los paraliza...


En fin, se queda de tarea, la lección fue impartida, lo que cada quien aprenda de ella dependerá exclusivamente de cada uno de nosotros.

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