Los “chinitos simpáticos” o el futuro estandarizado



Por la red ha dado vueltas incansablemente un video que resulta impactante por la coordinación y precisión de los ejecutantes de un preescolar chino del gobierno de Ningbo, provincia de Zhejiang en el que hacen una serie de suertes impresionantes con un balón de basquetbol, veo los comentarios y la admiración se manifiesta de diversas maneras “¡Impresionante!”, “Hermosos los chinitos ¿cómo lo hacen?”, “Ya quisiéramos ese nivel de disciplina en México”, “¿Se imaginan que esto se pudiera lograr en nuestro país? Sería otra nuestra realidad”, son sólo algunas de las expresiones que he podido recoger. Me ha llamado mucho la atención el nivel de asombro pero sobre todo de admiración y hasta envidia que ha provocado esta demostración de destreza. 
Son niños de entre 3 y 5 años que, efectivamente, tienen un dominio magistral del balón y coordinación excelentes, pero esto reduce a la escolarización a su mínima expresión como un simple entrenamiento de técnica. 
Niños tan pequeños que logran esa coordinación motriz seguramente son sometidos a un entrenamiento agotador, de horas y horas repitiendo la misma secuencia; desde luego que tiene un valor el hecho de que puedan dominar a ese nivel su cuerpo, desde luego que el movimiento beneficia en gran medida el desarrollo físico y el neuronal, pero si pretendemos que nuestras escuelas se conviertan en campos de entrenamiento de destrezas físicas deberemos estar dispuestos a pagar el precio que esto implica.
Imaginemos por un momento ¿cuántas horas debió invertir un maestro para lograr ese nivel de destreza? Desde luego no menos de 10 horas a la semana durante por lo menos 3 meses,  además de haber contado con todas las herramientas que se requieren para ello (un patio adecuado, balones, equipo de sonido y por supuesto el apoyo de sus compañeras educadoras) suponiendo que sea el maestro de educación física; si una jornada en el preescolar es de apenas 3 horas significa que más de la mitad del tiempo debería ser dedicado exclusivamente a construir esta rutina ¿y el desarrollo de las otras actividades? 

En México y en muchos países de Latinoamérica que no existe ningún maestro de educación física, a nivel preescolar que tengan asignadas 10 horas de trabajo con un solo grupo, si bien le va tendrá esas 10 horas a la semana distribuidas en por lo menos 5 grupos y eso en el caso de que exista un maestro de esta modalidad en la institución educativa.

Pero pasemos a otro punto más importante: el rumbo de nuestro proyecto educativo. La pregunta, aunque cruel, que deberíamos hacernos es ¿existe un proyecto educativo de nación? Desde luego que en el papel se han escrito muchas palabras, el discurso es muy amplio y políticamente correcto (por lo menos para algunos) pero yo no he podido encontrar un perfil que delinee concretamente el modelo de ser humano que se pretende formar “que pueda insertarse en la sociedad global conservando su identidad” resulta tan ambiguo como hablar de “defender nuestro patrimonio nacional y nuestra soberanía insertándonos en la economía global”, ajá, si ¿cómo? Porque a mí, tal vez esté mal, me parece que son términos totalmente contradictorios.


Así las cosas si queremos que nuestros niños desarrollen ese nivel de destreza deberemos pensar en escuelas que estén enfocadas en cultivar el aspecto físico, con especialistas en el tema y que los padres no pretendan que un niño de preescolar pueda desarrollar otro tipo de habilidades o capacidades más allá de las motrices, dejando a un lado el aprendizaje de contenidos y desde luego la construcción de competencias de otra índole. Para lograr este tipo de habilidades físicas seguramente también se deberá contribuir desde casa por lo que nuestros niños deberán cambiar de alimentación (sin cereales comerciales, azúcares, adicionar en cantidades considerables frutas, verduras y bajar el consumo de carbohidratos, por mencionar algunos aspectos), dedicar horas por la tarde (auxiliados por sus padres por supuesto) para el repaso de la lección del día, es decir, la rutina de ejercicios físicos y recibir una buena dosis de motivación y alimentación emocional, ¿Estamos dispuestos, como padres, a pagar ese precio, a dar ese tiempo y ese esfuerzo extras? También habrá que considerar que en el futuro podrían desempeñarse extraordinariamente como acróbatas o deportistas de alto desempeño, con todo lo que implica también. 
Pero quizá, lo más alarmante para mí de este tipo de enseñanza, es la estandarización o normalización de la igualdad; los niños se ven, se mueven y hasta respiran al mismo tiempo, no pueden diferenciarse y esa es la enseñanza más profunda que reciben estos niños: todos debemos estar en la norma, el que es diferente, el que se mueve diferente o a otro ritmo es sancionado, segregado, penalizado, porque no es “normal” ¿Eso queremos para nuestra sociedad? Creo que bastante ya tenemos de las grandes masas que se mueven al unísono sin la capacidad de desarrollar un mínimo de pensamiento autónomo o crítico, cual borregos, y se dirigen a las casillas electorales para decidir el futuro de todos pensando únicamente como se lo permiten los medios de comunicación y al ritmo de “Peña bombón te quiero en mi colchón”, ¿Ustedes que opinan? Espero sus comentarios. 

Un mundo de abrazos.

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