PLANEA al filo del abismo


Pensar que una institución mexicana actúa con inocencia o desconocimiento no sólo es ingenuo, sino que algunos pensarían en un serio daño mental de quien esgrimiese ese argumento como justificación a la ineficiencia; si bien es cierto que la mayoría de los secretarios de estado, alcaldes, diputados, senadores, gobernadores y un largo etcétera arriban a sus respectivas funciones con una total ignorancia de lo que representan, de su funcionamiento interno, de sus objetivos y de cómo se trabaja en estas instituciones, lo cierto es que cuentan con una gorda escolta de asesores, no siempre los idóneos, pero sí que pueden o deberían estar más relacionados con la realidad que les tocará enfrentar. Para el caso específico de educación no basta con haber pasado por la escuela para conocer la realidad que afecta directamente a las escuelas, es necesario haber recorrido el territorio nacional, haber impartido clases, hablar el lenguaje de la pedagogía (muy complejo por cierto) y entender cómo funcionan las relaciones más íntimas que se establecen en esta organización.

Esto viene a colación porque, como muchos saben, presido la Comisión Iberoamericana de Calidad Educativa, una ONG de incidencia internacional y hemos tenido que realizar varias adecuaciones a nuestro calendario en base a los intempestivos cambios de rumbo que ha llevado a cabo la SEP en los últimos años, platicando con una colaboradora colombiana me decía “¿No será que nuestra fuente no es correcta?” y esto es porque no entiende como, basándonos en información pública, pueden haber tantos cambios en la programación y desde luego en las decisiones en diversos rubros, desde evaluación hasta modelo educativo, aunque Colombia no es primer mundo y está muy lejos de serlo, lo cierto es que estos procesos tan intrincados y dubitativos son totalmente inéditos para nosotros mismos, obviamente desde la óptica de otro país resultarían inconcebibles y se pensaría que se tratan de bromas o de francas estupideces, no lo afirmo pero si se parecen mucho…

En fin, pensando en todas las acciones que tanto el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa como la SEP han llevado a cabo en los últimos dos años, nos debe haber quedado claro que se trata de un franco enfrentamiento, cada vez más violento, entre ambas instituciones. PLANEA ahora es la evaluación que se encuentra en el ojo del huracán, que si se aplica, que si no se aplica, que se aplicará de manera interna, que serán los propios profesores quienes la aplicarán y ¿quién la calificará? Que los resultados no serán tomados en cuenta, y otro largo etcétera. Esta prueba, que vino a sustituir a la famosa ENLACE, no ha sido plenamente calibrada, los resultados de su primera aplicación fueron difundidos pero maquillados con la excusa de que los frutos de la reforma todavía no se podían medir. Si un sistema educativo no es capaz de evaluarse ¿qué elementos puede tener la sociedad para conocer los avances o retrocesos en esta materia? Sigo pensando y lo repetiré hasta el cansancio, que la evaluación no debe ser el eje sobre el que gire la acción educativa, pero tampoco podemos borrarla de un plumazo porque los resultados no convengan a los intereses políticos del grupo en el poder. Diría mi abuela “les salió el tiro por la culata”. Y este sólo es uno de los aspectos que nos mantienen en la incertidumbre en el ámbito educativo.

Tampoco podemos dejar de lado el tema del modelo educativo, ahora el “maestro” Nuño anunció que se presentará este año y que durante los meses de julio y agosto (en pleno receso de verano) se llevarán a cabo varios foros de consulta con expertos y con los propios docentes, mismos que deberán desembocar en el tan anhelado componente pedagógico de la reforma, pero resulta que para convertirlo en acción se debe pensar en el ciclo 2017-2018 o quizá hasta 2018-2019, lo cual exonerará de toda responsabilidad a la actual administración ¿Pues no que las reformas eran la bandera con la que iban a “mover a México”? Bueno, eso de mover si nos ha quedado claro y el chiste no es nuevo, sabíamos bien que estábamos al filo del abismo ¿y ahora nos mueven? Desde luego el paso ha sido hacia adelante, eso es definitivo.


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